Desde que conocimos de tu partida física el ahogo
en el pecho no nos ha dejado, las lágrimas brotan sin cesar como ríos crecidos después
de una tempestad. La vida se nos hizo pequeña y no imaginamos nuestra
existencia sin tu presencia, entonces miramos a nuestro alrededor para descubrirte
vivo multiplicado en la risa de los niños, en la dulzura de unos ojos ancianos,
en las manos encallecidas del obrero, en las palabras sabias de los estudiosos.
Para nosotros,
tú eres como un relámpago de luz que un día muy temprano nos hizo ver de forma
imborrable con palabras de esperanza que teníamos futuro, nos dijiste: “Por
ahora...” y supimos que nosotros, el pueblo no estaba solo. Más tarde
agregaste: “Hoy tenemos Patria” y desde entonces cada día te honramos
contribuyendo a la construcción permanente de la solidaridad, la paz y el bien
común.
Llegaste para
llenarnos de amor, para brindarnos futuro, para darnos la patria bonita que
soñó Bolívar.