Somos creadores de nuestro mundo, desde lo externo hasta lo interno, de lo cotidiano a lo extraordinario, de lo banal a lo esencial, desde aquello que nos da felicidad hasta lo que nos produce el propio infierno.
Somos dioses que hacemos posible, el vivir en un mundo capaz de albergarnos con nuestras semejanzas, pero en particular con nuestras diferencias. Este es el punto más importante para la convivencia, las diferencias. Son ellas justamente las que nos fortalecen. Reconocer que el otro siendo mi semejante, es diferente y aceptarlo tal como es.
Desde el momento que entendemos que nadie es igual a otro, es cuando nace el respeto, la admiración, la decisión sobre el interés que podemos tener o no. Las diferencias que nos ayudan a decidir el rumbo a seguir, para trazar el camino hacia lo que deseamos.
La humanidad cada día a cada minuto decide. La sumatoria de esas decisiones individuales y colectivas son lo que conforman el futuro. Todo es posible, siempre será así, entonces simplemente caminemos hacia la paz.
Desde el momento que entendemos que nadie es igual a otro, es cuando nace el respeto, la admiración, la decisión sobre el interés que podemos tener o no. Las diferencias que nos ayudan a decidir el rumbo a seguir, para trazar el camino hacia lo que deseamos.
La humanidad cada día a cada minuto decide. La sumatoria de esas decisiones individuales y colectivas son lo que conforman el futuro. Todo es posible, siempre será así, entonces simplemente caminemos hacia la paz.